Electra en todo su esplendor
Electra es una muchacha joven, inocente, peculiar que ha sido recluida en un convento de Francia para evitar que siga los caminos pecaminosos de su madre. Sin embargo, sus tíos, la familia García Yuste, la traen a España durante un tiempo a su palacio madrileño. Pero su tía Evarista no sabe que hacer con ella; Electra no se comporta como las demás damas, es demasiado juguetona y rebelde. Además, su belleza atrae a varios varones cercanos a la familia y su carácter único provova que otros hombres la quieran defender y ayudarla a elegir su destino.
La obra, dirigida por Ferrán Madico y adaptada por Francisco Nieva, comienza con la aparición de todos los personajes, ciegos debido a unas vendas blancas que llevan sobre los ojos. Todos lucen así, excepto una mujer joven, una muchacha que lleva unos patines en los brazos. Es Electra. Las demás figuras comienzan a hacer una danza extraña y tenebrosa junto con la muchacha de los patines. Tras eso, ella se queda sola en el escenario, se calza los patines y comienza a moverse tambaleándose por el escenario en cuesta.
Uno de los elementos que destacan es sin duda el escenario a modo de pantalla en la que se van proyectando los distintos decorados. Esto hace que la obra tenga ciertos toques cinematográficos. El que destaca sin duda es el que se produce en el momento de la pelea de Don Salvador Pantoja y Máximo, el sobrino de Evarista, un joven científico, en la que se pelean por Electra y por su destino. En ambos lados del decorado, se proyectan las imágenes de los dos contrincantes que se observan con miradas amenzantes.
El montaje de Madico también recurre a elementos bíblicos como la manzana en una de las escenas más significativas de la obra. Tras la conversación de Máximo y Electra sobre el destino de la muchacha durante una pequeña comida, llega el postre y ella le tiende una manzana. La "imagen" queda congelada durante unos instantes, en los que Máximo duda en si coger o no el fruto. Como se ven interrumpidos por uno de los ayudantes del científico y Electra guarda la manzana.
Este montaje también incluye un retrato de la sociedad católica de la época: las procesiones con mártires que se pegan latigazos, la obligación de ir a la iglesia, el hecho de que las damas tienen que casarse y cuidar una casa... Y por último está ese "Confío en Dios" en el que insiste Pantoja para justificar su tranquilidad, sabiduría y buen hacer.
La obra, dirigida por Ferrán Madico y adaptada por Francisco Nieva, comienza con la aparición de todos los personajes, ciegos debido a unas vendas blancas que llevan sobre los ojos. Todos lucen así, excepto una mujer joven, una muchacha que lleva unos patines en los brazos. Es Electra. Las demás figuras comienzan a hacer una danza extraña y tenebrosa junto con la muchacha de los patines. Tras eso, ella se queda sola en el escenario, se calza los patines y comienza a moverse tambaleándose por el escenario en cuesta.
Uno de los elementos que destacan es sin duda el escenario a modo de pantalla en la que se van proyectando los distintos decorados. Esto hace que la obra tenga ciertos toques cinematográficos. El que destaca sin duda es el que se produce en el momento de la pelea de Don Salvador Pantoja y Máximo, el sobrino de Evarista, un joven científico, en la que se pelean por Electra y por su destino. En ambos lados del decorado, se proyectan las imágenes de los dos contrincantes que se observan con miradas amenzantes.
El montaje de Madico también recurre a elementos bíblicos como la manzana en una de las escenas más significativas de la obra. Tras la conversación de Máximo y Electra sobre el destino de la muchacha durante una pequeña comida, llega el postre y ella le tiende una manzana. La "imagen" queda congelada durante unos instantes, en los que Máximo duda en si coger o no el fruto. Como se ven interrumpidos por uno de los ayudantes del científico y Electra guarda la manzana.
Este montaje también incluye un retrato de la sociedad católica de la época: las procesiones con mártires que se pegan latigazos, la obligación de ir a la iglesia, el hecho de que las damas tienen que casarse y cuidar una casa... Y por último está ese "Confío en Dios" en el que insiste Pantoja para justificar su tranquilidad, sabiduría y buen hacer.
Electra vive con la presencia constante del fantasma de su madre. A pesar de que está muerta, Electra sigue pensando en ella y en ella se apoya para ir superando sus problemas.
Sin duda, este es un montaje extraño, peculiar, con toques algo tétricos, pero que profundiza indudablemente en la personalidad de Electra, una joven manipulable por las personas de su época y que se tiene que enfrentar a la decisión más difícil de su vida: qué hacer con su destino.
Sin duda, este es un montaje extraño, peculiar, con toques algo tétricos, pero que profundiza indudablemente en la personalidad de Electra, una joven manipulable por las personas de su época y que se tiene que enfrentar a la decisión más difícil de su vida: qué hacer con su destino.
Datos de la obra:
Teatro Español de Madrid (C/Príncipe 25 – Madrid).
Metro: Sol – Sevilla - Antón Martín.
Fecha: Del 10 al 20 de junio de 2010
Género: Drama
Horario: De M a D a las 20:30 h.
Precio: De 4 a 22 €. Martes y miércoles 25% de dto.
La puntuación del teatrómetro:
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