The Way You Look Tonight...

junio 12, 2012
El fantástico Francis Hardy, curandero

Brian Friel

(Dirección: Juan Pastor)

Una vez más, la compañía La Guindalera ha vuelto a montar una obra de Brien Friel. Pensando en que, probablemente, iba a ser la última que tendrían la oportunidad de representar, se han dado el gusto de montar una obra que es de todo menos comercial. Sin embargo, les ha ido bien y, gracias tanto a los micromecenas (espectadores que han ayudado a producir esta obra con pequeñas aportaciones) como a la posibilidad de representar en los teatros del Canal en la próxima temporada, esta pequeña sala de teatro independiente ha conseguido seguir adelante y no bajar el telón para siempre.


El fantástico Francis Hardy, curandero es un monólogo a tres voces dirigido al espectador. Digo a tres voces porque tres personajes nos cuentan la misma historia, desde tres puntos de vista, pero sin interacción entre ellos. La obra dura dos horas y cada personaje tiene cuarenta minutos aproximadamente para dar al espectador su versión de los hechos.

En primer lugar, se nos presenta el propio Francis Hardy que nos habla sobre su "don" de curar a la gente, que a veces funciona y a veces no. Nos habla de su amante, Grace, que le ha acompañado siempre, fiel a él. También nos habla acerca de la canción que su representante se empeña en poner al comienzo de cada "actuación" y que él detesta. Y entre las historias sobre lo que ocurre en un pueblo escocés "lo más al norte de Escocia que se puede llegar" y sobre lo que ocurre en una taberna de Ballybeg en Irlanda, Frank habla a los espectadores de sus dudas sobre su "don", de sus tormentos.
Bruno Lastra da vida a Francis Hardy. De los tres actores que conforman el reparto, es el eslabón más débil a pesar de ser, en teoría, el protagonista. A pesar de su energía y de su esfuerzo en ocasiones realmente cuesta seguirle ya que no consigue hechizar al espectador. Sin embargo, con su actuación sucede algo curioso. Tras llevar años yendo a ver las obras de esta compañía y ver a actores que el propio Juan Pastor ha formado o dirigido en muchas ocasiones (como sucede con su hija María Pastor o con Raúl Fernández), se puede distinguir la forma que tienen de hablar, de hacer pausas e incluso de dar énfasis a las palabras. Al ver a Bruno Lastra actuando, no he podido evitar pensar en los dos actores mencionados anteriormente. Los quiebros de voz, el énfasis de las ges y las jotas, la forma de hacer pausas... Pero es un quiero y no puedo; a pesar de conseguir esos detalles, al hablar rápido, la vocalización se hacía demasiado pastosa y el contraste dificultaba la comprensión.

En segundo lugar, aparece Grace, una mujer atormentada que nos desvela muchos más datos sobre la relación que tuvo con Francis Hardy y de la personalidad de éste. Descubrimos al principio de su monólogo que no se trata de su amante, sino de su mujer. También nos cuenta que en ese pueblo escocés "lo más al norte de Escocia que se puede llegar" tuvo el bebé de ambos, al que tuvo que enterrar porque nació muerto.  También nos habla acerca de la canción que el representante de Frank se empeñaba en poner al comienzo de cada "actuación"; ella también la detesta. Nos habla del único intento que tuvo de abandonar a Francis Hardy, pero que su amor por él le impidió consumar. Pero, sobre todo, explica al espectador el porqué de su angustia (el cuál cree estar superando basándose en el número de cigarrillos que fuma y en las pocas horas que duerme): cuando su marido se convertía en Francis Hardy, el curandero, ya no la veía, miraba a través de ella. Grace es una mujer que está siempre al lado de su marido, pero cuyo esfuerzo y dedicación jamás se ve reconocido. Y, probablemente, es la que acaba con un peor final.
María Pastor es la actriz que da vida a Grace. Le ha tocado el papel más duro y más dramático de los tres; el de la mujer invisible que se resigna a permanecer invisible. De nuevo, destaca en su actuación su naturalidad al hablar y al moverse. Sabe cambiar de registro con rapidez, de la ironía al llanto y la desesperación, pero sin salirse del drama. Cautiva al espectador con su expresividad y consigue producir humor en una situación que en principio no la tiene. Los dos ataques de rabia que sufre se ven fluidos, aunque quizás en el que se pone a golpear persianas puede resultar algo histriónico. Por último, destacar de su actuación el momento en el que entona una canción popular irlandesa durante el monólogo de Teddy, para lo cual aparece vestida elegantemente y con una vitalidad que contrasta bruscamente con el aspecto ojeroso y desastrado con el que aparece durante su monólogo.

En tercer lugar, Teddy, el representante de Frank, nos termina de contar la historia. Vuelve a hablarnos del pueblo escocés "lo más al norte de Escocia que se puede llegar" y de la noche en la taberna de Ballybeg, completando las historias de Frank y Grace, dando un enfoque más objetivo, el de espectador de los hechos. Intercalándose con esos dos relatos, nos habla de otros talentos a los que ha representado, como el galgo que sabía tocar la gaita o la chica que se comunicaba con las palomas. Explica que, para tener éxito en el mundo del espectáculo, solo hacen falta tres cosas: ambición, inteligencia y talento. Su desgracia ha sido no encontrar nunca a nadie que reuniera las tres. Además, da un consejo a todo aquel que quiera ser representante artístico: "nunca mezclar lo personal con lo profesional". Además, Teddy nos desvela que la canción que pone al comienzo de cada actuación ("The Way You Look Tonight") tiene un signifiicado romántico y alegre que ni Frank ni Grace recuerdan o quieren recordar ya: era la que sonaba el día de su boda. Por último, a Teddy le toca hablarnos del final de Grace, a quien tuvo que identificar formalmente en el depósito de cadáveres tras su suicidio.
Felipe Andrés da vida a este personaje. Sin duda, le ha tocado la parte más amable de la obra, bien por ser el observador o bien por ser la que más toques cómicos tiene. Su interpretación es natural, humorísitca (debido a sus historias curiosas, sus "cosas sonsacionales" y sus "m'a dicho") y calmada. Por la forma en la que vacía un armario lleno de botellines de cerveza, sabemos que la historia de Francis Hardy y su mujer no le ha dejado indiferente. Sin embargo, el actor mantiene la compostura durante todo su relato y nos cuenta lo que sabe de forma melancólica. Por supuesto, nos tararea un par de veces la canción "The Way You Look Tonight". Pero, sin duda, lo que más destaca es su claridad al expresarse.

En conclusión, El fantástico Francis Hardy, curandero es un texto duro y bastante pesado (y si no, que se lo cuenten a la mujer que, a mi lado, trataba de resistir al sueño dando cabezadas de cuando en cuando). Sin embargo, de nuevo, Juan Pastor y sus actores saben hacer que una obra, por dura que sea, cobre  cierta agilidad e incluso haga reír. Es un drama que se inclina peligrosamente hacia la tragedia y que puede costar disfrutar.
Esta obra no estará entre mis favoritas, pero aplaudo de nuevo el trabajo de dirección. Cuando un texto es difícil, es difícil y no se pueden conseguir milagros.

Puntuación del teatrómetro:
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