RESEÑA: "Nubes de kétchup" de Annabel Pitcher

Nubes de kétchup de Annabel Pitcher [Alevosía]

*Con la colaboración de Alevosía*
SINOPSIS
Zoe es una chica inglesa de quince años que oculta un terrible secreto. Llena de angustia pero también con una buena dosis de humor, Zoe comenzará a escribir cartas a un criminal llamado Stuart Harris, encerrado en el corredor de la muerte de una prisión de Texas. Piensa que solo alguien así, marcado al igual que ella por el secreto, la mentira y el asesinato, va a poder comprenderla...
Bolígrafo en mano, Zoe respira profundamente, come un sándwich de mermelada de fresa y comienza su relato de amor y traición...

FICHA TÉCNICA:

Título: Nubes de Kétchup
Título original: Ketchup Clouds
Autora: Annabel Pitcher
Traductora: María Díaz
Editorial: Siruela
Sello: Alevosía
Encuadernación: Cartoné
Páginas: 280
ISBN: 978-84-15608-39-4
Precio: 16,95 € (Otros formatos: EPUB - 9,99 €)
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RESEÑA:

La culpa es un sentimiento terrible


Annabel Pitcher
Tras leer Mi hermana vive en la repisa de la chimenea, lo cierto es que tenía muchas ganas de leer algo más de Annabel Pitcher y no mucho tiempo después Alevosía anunció que iba a publicar Nubes de kétchup, su nueva novela. Fue una gran noticia y, tras tener unos meses sin poder leer nada por placer (y mucho por deber) y el encuentro con Annabel en Madrid, por fin he podido leerla.

Nubes de kétchup es una novela que trata principalmente sobre la culpa y que trata de explorar ese sentimiento. Es cierto que hay otros temas que enriquecen y suavizan en ocasiones la historia, pero todo gira en torno a ese horrible peso en la conciencia del que Zoe, la protagonista, no puede escapar. Desde el principio (desde la mismísima portada), el lector sabe que ella es culpable de hacer algo terrible y pocas páginas después del inicio de la novela ya sabe por qué:
[...] es una cosa que tenemos en común.
Yo sé lo que siente.
En mi caso no fue una mujer. Fue un chico. Y lo maté, hace tres meses exactamente.
Se trata de una novela epistolar en la que conocemos qué es lo que sucedió para que Zoe se encuentre tan desamparada a través de unas cartas que escribe a Stuart Harris, un preso que se encuentra en el corredor de la muerte por haber matado a su mujer. Nunca conocemos su punto de vista, por lo que sabemos de él a través de lo que Zoe descubre en Internet y de lo que ella se imagina que él pensará o sentirá. A pesar de no haber ningún indicio para el lector de que el señor Harris recibe esas cartas y, por lo tanto, no hay una relación en su definición estricta entre ambos personajes, Zoe va cogiendo confianza y haciéndose su amiga. Esto se puede notar por ejemplo en cómo cambian los encabezamientos de las cartas según va avanzando la novela: "Querido señor S. Harris",  "Hola, Stuart", "¿Qué hay, Stu?" o "Mi queridísimo, Stu". Zoe se decide a escribirle a él porque cree que él puede entenderla, del mismo modo que ella le entiende a él.
Si yo fuera el presidente de Estados Unidos, por supuesto que seguiría tendiendo cárceles, pero para ayudar a los delincuentes en lugar de matarlos como si no quedara ninguna esperanza. Para mí nadie puede dar por perdido a un ser humano así, como si le hubieran mirado dentro del alma y hubiesen decidido que es todo maldad, pura maldad sin la más mínima cosa buena que balga la pena salvar.
Pero no todo gira alrededor de Zoe y su culpa. En Nubes de kétchup hay más personajes, más temas.

Zoe pertenece a una familia de cinco miembros. Sus padres, Simon y Jane, últimamente discuten, lo que se acentúa cuando el padre de él es ingresado en el hospital debido a una embolia. Algo terrible sucedió entre ellos hace años y, desde entonces, el abuelo no había tenido ninguna relación con la familia. Para más inri, Simon pierde el trabajo y anima a Jane para volver a trabajar, pero ella se niega: su sitio está en casa, cuidando de las niñas.

Las niñas son tres: Zoe, Soph y Dot. Zoe es la mayor y es muy distinta físicamente a sus hermanas. Soph tiene diez años y Dot siete. Como la misma autora dice, Dot es un soplo de aire fresco. Es sorda, pero eso no le impide ser una niña de lo más feliz que quiere con locura a sus hermanas.
-¡Deja de jugar con la comida! -le dijo por signos mi madre.
-Son nubes -respondió Dot.
-Las nubes no son tojas -dijo por signos Soph.
Es el amanecer -replicó por signos Dot, desafiante-. Porque en mi plato está amaneciendo. Y a la salchicha le parece precioso. -Le esculpió una sonrisa a ña salchicha con el cuchillo. -Vaya desastre -le dijo por signos mi madre.
-Pero un desastre bonito -sonrió Dot. Le dio la vuelta a su plato para enseñárselo a su madre. La salchicha estaba tumbada de espaldas, sonriéndoles a las nubes de kétchup.
-Ideal -dijo mi madre-. Y ahora come bien, como las niñas buenas.
Por tanto, en torno a esta familia giran temas como la crisis económica, el paro, el respeto, el amor, los celos o los problemas familiares.

Para terminar de hablar de los personajes de Nubes de kétchup, me falta hablar de Sandra y sus dos hijos, Aaron y Max Morgan. Estos dos últimos son entre los cuales se debate el corazón de Zoe. Max es el chico más deseado del instituto y es algo irresponsable, mientras su hermano mayor, desde el principio, se le presenta como alguien responsable. Este triángulo es fundamental para los acontecimientos y, contradictoriamente, es lo que, a mi parecer, resulta menos atractivo de la novela. Es la excusa para que se desencadene la novela, pero no va más de ahí.

Como en su anterior obra, Annabel Pitcher vuelve a optar por una voz joven y en este caso opta por la etapa de la adolescencia en vez de la de la niñez. Ella misma dice que le costó conseguir la voz de Zoe y, a pesar de que ha conseguido lograrla con mucha frescura, no termina de atrapar de la misma forma de lo que hizo Jamie. Resulta un personaje algo contradictorio: no termino de entender por qué sigue haciendo algo con lo que no está de acuerdo o con lo que no se encuentra a gusto, a pesar de saber que cuanto más alargue esa situación peor será para todos los involucrados. Pero por otro lado, es un gran referente para sus hermanas y las quiere con locura. Parece que vive dos vidas diferentes, una en su casa (algo ahogada por una madre sobreprotectora) y otra fuera de ella.

Pero el estilo de la autora sigue presente. A pesar de todo, Pitcher sigue siendo Pitcher y no deja que pares de leer. Puedes estar más o menos de acuerdo con lo que hace Zoe, pero quieres saber el final de la historia porque, en el fondo, el lector es Stuart. A ver, no os comparo con un criminal ni nada de eso, no pienses mal, pero Zoe quiere liberarse de su culpa contándo su historia a alguien y nosotros, los lectores, somos ese alguien.

En resumen, Nubes de kétchup de Annabel Pitcher es una novela que vuelve a contar con la frescura del estilo de la autora y que se lee con muchísima facilidad. Sin embargo, y no sé muy bien por qué, no atrapa ni emociona tanto como la anterior a pesar de tener los ingredientes necesarios. ¿Puede ser un problema, una vez más, de las expectativas? En cualquier caso, si buscas una novela aparentemente sin muchas complicaciones, pero con grandes temas por debajo, que se devora en nada, es una opción ideal.

¿Y tú?
¿Has leído esta novela? ¿Qué te ha parecido?
¿Con qué libro te has sentido algo defraudado porque tenías unas expectativas muy altas?

2 comentarios:

  1. Es uno de esos libros que te dejan sobrecogido cuando lo terminas. Con una profundidad, y una tragedia, que te cortan la respiración. Muy Pitcher.

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    Respuestas
    1. Hola, Silvia:

      Creo que con lo de "muy Pitcher" lo has definido perfectamente. ¡Gracias por comentar!

      Un saludo imaginativo...

      Patt

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