Cara a cara con María Pastor

mayo 23, 2009
Entrevista

A las diez y cuarto, tras la función de Molly Sweeney, un encuentro con la actriz María Pastor, una de las nominadas para los premios de teatro Valle-Inclán y que, actualmente, está trabajando en el Centro Dramático Nacional con la obra Plátonov, de Chéjov.

Pregunta: ¿Cuándo empezaste a estudiar arte dramático? ¿Qué te impulsó a ello?
Respuesta: ¡Ay…! ¡Díos mío, qué pregunta más difícil…! ¿Qué me impulsó a ello? A ver… Humm… ¿Cuándo empecé? Pues yo empecé a los dieciocho años tras asistir a un encuentro de teatro en Londres. Luego me fui a Estados Unidos y, a mi regreso, entré en la RESAT y estuve allí cuatro años estudiando, en la Real Escuela Superior. ¿Y… qué me impulsó? Es que es una cosa que se sabe de repente y yo lo supe con absoluta certeza. Es lo más claro que he tenido en mi vida. Es una cuestión de necesidad.

P: ¿Qué sentiste al actuar por primera vez frente a un público?
R: La primera actuación profesional que recuerdo con especial interés es Bodas de sangre en un bolo que se hizo: cogí un avión para llegar a Sevilla. La función era en un teatro enorme. Los actores estábamos entre cajas y, de repente, salíamos y nos sentábamos en dos hileras de sillas, y con una música muy particular... Y todo el público en silencio… y una sensación... indescriptible. Yo me senté en la silla y me dije: «Díos mío, ¡yo he nacido para esto!»

P: ¿Cuál ha sido el personaje más difícil que has interpretado? ¿De qué obra era?
R: Es que todos tienen su dificultad y, además, aquí, curiosamente, en Guindalera, a cada cual, más difícil me lo ponen cada día… Entonces no sé… lo que ocurre es que son distintas dificultades. Por ejemplo, Molly Sweeney, que es éste último: la dificultad fundamental es estar una hora y tres cuartos sin salir del escenario… tú solo, ante el peligro; es mucho texto, es mantener el personaje mucho tiempo y la mirada fija de ciega y una línea emocional muy poderosa.

P: ¿Y con el que más has disfrutado?
R: Con éste, sin duda alguna. De momento, con éste. Éste para mí es muy especial porque es como una especie de ritual… un regalo de mi padre a mí… y lo tengo en el corazón como algo muy especial. Y además, porque la obra en sí es como un ritual. Yo creo que mueve las conciencias de la gente esta función y, además, es un disfrute porque, cuando te dejas llevar, en un monólogo… Es como un fluir… volar, volar.

P: ¿Alguna vez has trabajado o quieres trabajar fuera de España?
R: Pues sí, a mí Europa me interesa y sí que he trabajado fuera. He trabajado en Estocolmo, con un director sueco en una compañía de treinta y tantos actores, ahí al aire libre, en un sitio precioso, en un lago, donde íbamos conduciendo a los espectadores a diferentes escenarios naturales… Y me gusta mucho París; cada vez que puedo salgo. Tengo allí un grupo de amigos, y hacemos grupos de entrenamiento y teatro.

P: ¿Has trabajado alguna vez en el cine o en la televisión? ¿Cómo fue esa experiencia?
R:
Pues sí… En televisión tengo menos experiencia: sólo hice un capitulito en una serie, un personaje muy chiquitito. Y fue una chorrada como un piano… En cine he tenido bastantes más experiencias. He hecho varios cortos y tres largometrajes, pero, fundamentalmente, como buen papel, El coche de pedales, que supuso una experiencia brutal porque fueron dos meses rodando en Valencia y de mano de una gente maravillosa. Es que el cine tiene otro tipo de dificultad, pero no me pareció tan difícil como lo que es dar la cara en un escenario.

P: ¿Con qué actor o actriz te gustaría compartir reparto?
R:
Bueno… muchísimos, muchísimos… Ahora iba a haber actuado con Vicky Peña en Plátonov en el Centro Dramático, y, finalmente, ella ya no está; está otra actriz que es igual de buena y muy buena compañera, pero a mí me hacía especial ilusión trabajar con Vicky Peña. Mucha ilusión… Así que ojalá lo consiga algún día…

P: ¿Tienes algún truco para que te resulte más fácil aprenderte los papeles?
R: Pues… Realmente no me doy ni cuenta de cuándo me los he aprendido: de repente me los sé. Yo creo que el actor en realidad no se estudia un texto y lo memoriza; lo que estudia es lo que le lleva a decir el texto: las motivaciones internas, las imágenes detrás de las palabras, la línea emocional, la línea de pensamiento...

P: ¿Crees que va a ser viable compaginar el Centro Dramático Nacional con la Guindalera o crees que vas a tener que elegir?
R: Yo la verdad, si elijo, me quedo con la Guindalera, definitivamente… y ellos lo saben, en el Centro Dramático. Entonces, no hay ningún problema. Pero espero no tener nunca que llegar a eso. Pienso que es posible compatibilizar las cosas perfectamente y, ahora, de momento, me ha cuadrado.

P: ¿Cuáles son tus proyectos para el futuro?
R:
De momento, llevo haciendo muchas pruebas para la tele y me están considerando para muchas cosas. Y creo que eso va a ser un poco lo próximo... Bueno, es que en el Centro Dramático va a haber una gira… quizá, en el 2010 lo retomemos y vayamos a Moscú y a San Petersburgo a un festival de Chéjov que hay y entonces, me va a llevar tiempo. Así que, entretanto, necesito cosas que no me involucren mucho y la tele para eso es ideal. Quiero decir, que es otro tipo de trabajo: no son muchas horas... Además, me apetece probar porque es como lo gran desconocido para mí, de momento. Y sé que en Guindalera tenemos más proyectos: la tercera obra que falta: Bailando en Lughnasa.

P: Cuéntame alguna anécdota que te haya resultado simpática y que te haya ocurrido en todos estos años de trabajo.
R:
¡Buah! Pues es que claro… en el teatro los accidentes son constantes, como sucede en directo, pues cada día te encuentras de todo. Incluso además hay momentos (no aquí porque en esta sala no se permiten, ya que el público está muy cerca) pero, en ciertos bolos o en ciertas funciones, cuando el espectador está un poco más lejos, los actores tenemos una tradición: y es que en la última función nos hacemos muchas putadas entre nosotros, ¿no? (Ríe.) O todo tipo de anécotas... Por ejemplo, en Molly Sweeney se le rompió la silla también a Raúl en una función… El estaba diciendo: «¿De qué color es esto?» Se bajó de la silla e hizo la silla “¡croonch!” Se rompió en tres o cuatro trozos y... ¡Dios mío! Claro, ¿qué haces? Eso hay que integrarlo... Así que tuve que decirle: «¿Qué ha pasado?» Y entonces él dijo: «¡Que se me ha roto la silla, cariño!» Seguimos un poco, él recogió los trozos y la gente ya pensaba que era parte de la historia... ¡Siempre piensan que es parte de la historia! Y entonces en el monólogo, yo introduje una frase hablando de eso: «Rita Kern fue mucho más paciente... y no tan torpe, como éste». Y entonces el público se ríe mucho más porque se sienten partícipes... (Ríe.) De esas... millones, millones, millones de anécdotas.

P: Y por último, ¿qué les recomendarías a todos aquellos que quieran lanzarse al mundo del espectáculo?
R:
¡Qué no lo hagan! (Ríe.) ¡Que hay mucha gente, mucha competencia, es muy duro! Pero... si decides dedicarte a esto: mucha, mucha, mucha constancia, mucha disciplina y... estudio. Y sobre todo, paciencia, mucha paciencia.

Fecha: Viernes, 20 de febrero de 2009

3 comentarios:

  1. es la misma que la de la revista no?
    ya te dije que me gustó mucho ^^
    y no podrías poner las que no incluyeron en la revista? :D
    pliiiiisss.
    O bueno, si resulta que las has puesto y yo a pesar de haber buscado no me he dado cuenta, llámame boba y avísa xDD

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  2. ¡Hola!

    Pues he incluido algunas frases que me parecía que faltaban y una pregunta entera (la que habla del actor con el que le gustaría actuar). En fin... la he modificado un poquito xDDD

    No eres boba xDDD Son muy parecidas ambas versiones pero a mí esta me gusta más ^^

    Saludos!

    Patt

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  3. ah, vale, pues nada, cuando encuentre tiempo me la releeré.

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