Y otra obra sobre las herencias...

noviembre 11, 2013
Conversaciones con mamá

Santiago Carlos Olves
(versión: Jordi Galcerán)

Dirigida por Juan Echanove

Argumento

Mamá tiene ochenta y dos años y su hijo Jaime, cincuenta. Ambos viven en mundos muy diferentes.

Jaime tiene mujer, dos hijos, una hermosa casa, dos coches y una suegra que atender. Mamá se las arregla sola y sobrelleva su vejez con dignidad. Pero un día ocurre lo inesperado; la empresa para la que trabaja Jaime lo deja en la calle por razones de reajuste de personal. La lamentable situación lo lleva a decisiones drásticas porque no puede mantener su tren de vida..


Fui hace unas semanas a ver una obra al Teatro Bellas Artes, cuyo título es mejor no recordar por lo aburrida que fue y, a la salida me encontré con un cartel gigante de esta obra. Personalmente, admiro muchísimo a María Galiana, de modo que me dije: "Esta obra la tengo que ver". Y efectivamente, pocos días después acudí a verla.

"Hasta que me muera, esta casa es mía". Mamá

Y esta es la cita que yo creo resume esta obra bastante bien. A principios de año, fui a ver otra obra que también trataba los temas de la herencia. Se trataba de la discusión de dos hermanos viendo quién se quedaba con qué en Mitad y mitad. En el caso de Conversaciones con mamá, este tema se trata entre la madre y su hijo.

Jaime se ha quedado en el paro y tienes muchas deudas, de modo que acude un día a ver a su madre para decirle que su única solución es vender su casa (la de la madre) y que ella se vaya a vivir con él y su familia. Jaime lo plantea como si la decisión ya estuviera tomada. Y a Mamá no le hace ninguna gracia: ella quiere vivir en su casa, no aguanta a su nuera (y menos aún a su suegra) y, además... tiene novio.

El no aplastante de su madre, deja paralizado a Jaime. Para él esa era su única solución. Porque claro, tiene que pagar la factura de su 4x4 (16, como dice Mamá), el colegio privado de élite al que van sus dos hijos y un largo etcétera. Y al oír estos argumentos, no pude evitar que una servidora realmente se sintiera asqueada por esta forma en la que los progenitores dejan de ser personas a las que quiere uno y se convierten en fuentes de financiación. Total, son viejos y se van a morir; ¿qué más da que sus últimos años los vivan a disgusto? ¿Para qué se va a sacar a los niños de ese colegio caro y pijo y llevarlo a uno público?

Como dice muy bien Mamá, su casa es suya, no de Jaime, como replica él. Ella y su marido la pagaron y es SUYA. Será de Jaime cuando ella se MUERA y ni un segundo antes. Y con esto me gustaría que os pararais a pensar sobre esto porque la verdad es que es muy triste que, antes o después de la muerte de nuestros padres, nos peleemos con ellos o con los demás herederos por el dinero, por ver quién se queda con más y cuándo vamos a conseguirlo. Las personas tienen una integridad y lo que han conseguido con su esfuerzo es suyo hasta que dejen de estar en este mundo. Por que no se pierdan las propiedades y e dinero, se entregan a los herederos y, a partir de ese momento, son suyos, pero no antes de eso.

Toda esta reflexión, hace que el público se ponga de parte de Mamá y mire incrédulo a Jaime.

La obra se divide en dos partes y, en mi opinión, si hubiese acabado en la primera, el resultado habría sido mucho mejor ya que la obra empieza pisando fuerte y, poco a poco, va perdiendo fuelle y haciéndose más y más lenta. Por tanto, un final a tiempo es un buen final. La segunda parte me dio la sensación de que era un añadido. Realmente no hace falta para entender la idea de la obra.

María Galiana, que da vida a Mamá, de nuevo, lleva a cabo su papel de forma natural, controlando su espacio y sus gestos. La verdad, es un gusto verla. Echanove en esta obra también se mete bastante bien el la piel de ese hijo desesperado y controlado por su mujer (y su suegra). Por otro lado, la dirección del montaje a su cargo funciona.

A modo de resumen, yo concluiría que es una obra que acarrea una reflexión importante acerca de las relaciones entre padres e hijos y que, solo por eso, merece la pena verla. Sin embargo, el texto se va haciendo menos dinámico con el tiempo: empieza con muchos giros cómicos y termina hecho una obra más seria y, si me lo permitís, aburrida. Como dije ya en una de las críticas anteriores, en el teatro funciona mejor hablar de estos temas tan serios, riéndose de ellos. Si no, nos sumimos demasiado en la desgracia. Para enfrentarse a un problema, es muy sano poder reírse de él.


La puntuación del teatrómetro:

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¿Dónde y cuándo representan Conversaciones con mamá?

En el Teatro Bellas Artes, del 30 de octubre de 2013 hasta el 19 de enero de 2014.

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1 comentario:

  1. Tengo unas ganas enormes de verla, pero aunque ya tengo la entrada tendré que esperar hasta el mes de junio. También es muy recomendable la peli argentina del mismo título.

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