Lectura quincenal
Reanudo la marcha del blog, después de un periodo de inactividad... :)
Sara y las goleadoras 4:
El fútbol y el amor son incompatibles
Laura Gallego García
1. Un examen difícil
[...]
–¿Queréis cerrar el pico ya, cotorras? –les llegó una voz airada desde algún punto por encima de ellas–. ¡Algunos queremos repasar!
Las dos se dieron la vuelta y descubrieron a un par de chicos sentados en una de las gradas superiores. Uno era alto y desgarbado, y el otro, bajito y algo rechoncho; los dos tenían el libro de ciencias naturales abierto sobre las rodillas.
Sara y Vicky los conocían. Se llamaban Jorge y Óscar y, tiempo atrás, habían sido sus amigos, pero Sara estaba enfadada con ellos desde el partido contra el colegio San Pablo, y apenas se hablaban, excepto para lanzarse pullas.
–¡Si queréis estudiar, id a la biblioteca! –replicó.
Pero Vicky, que en realidad no tenía nada contra ellos, preguntó a su vez:
–¿Dónde os habéis dejado a Sam?
Sara frunció el ceño al escuchar el nombre del que era el tercer miembro del Trío y blanco directo de su ira.
Jorge se mosqueó.
–¿Qué pasa, que crees que no podemos vivir sin él? ¡Para que lo sepas, nosotros somos seres autónomos e independientes!
–Oye, tranquilo, que sólo era una pregunta amable para iniciar una conversación civilizada –protestó Vicky–. Y no era tan descabellada, ¿eh? Porque, de hecho, casi siempre vais los tres juntos.
–Dijo que tenía algo que hacer y que nos adelantáramos nosotros –respondió Óscar, poniendo fin a aquella absurda discusión.
–¿Por qué os interesa tanto lo que Sam haga o deje de hacer? –preguntó Jorge, receloso.
–¡A mí no me interesa para nada! –saltó Sara inmediatamente.
–Aaaah, se acabó, me rindo –dijo Vicky exasperada–. No se puede razonar con vosotros, así que voy a hacer algo más productivo.
Y abrió su libreta en busca de su LISTA DE PREGUNTAS QUE TIENEN MÁS PROBABILIDAD DE CAER EN EL EXAMEN. Sara no se había traído su libro, así que miró a su alrededor en busca de alguien conocido; pero todos parecían centrados en repasar para el examen. La única persona que parecía pasar del tema era una chica de pelo corto, chupa de cuero y aspecto de dura que se entretenía lanzando penaltys en el campo de fútbol. Lo tenía para ella sola, porque hasta los Halcones, el equipo masculino, habían preferido dedicar el recreo a estudiar en lugar de pelotear.
–¡Alex! –la llamó Sara, y la chica de la chupa de cuero se volvió hacia ella. En menos de dos minutos, las dos estaban practicando regates en el campo.
–Algunas cosas nunca cambian –sonrió Vicky al mirarlas.
Las dos se dieron la vuelta y descubrieron a un par de chicos sentados en una de las gradas superiores. Uno era alto y desgarbado, y el otro, bajito y algo rechoncho; los dos tenían el libro de ciencias naturales abierto sobre las rodillas.
Sara y Vicky los conocían. Se llamaban Jorge y Óscar y, tiempo atrás, habían sido sus amigos, pero Sara estaba enfadada con ellos desde el partido contra el colegio San Pablo, y apenas se hablaban, excepto para lanzarse pullas.
–¡Si queréis estudiar, id a la biblioteca! –replicó.
Pero Vicky, que en realidad no tenía nada contra ellos, preguntó a su vez:
–¿Dónde os habéis dejado a Sam?
Sara frunció el ceño al escuchar el nombre del que era el tercer miembro del Trío y blanco directo de su ira.
Jorge se mosqueó.
–¿Qué pasa, que crees que no podemos vivir sin él? ¡Para que lo sepas, nosotros somos seres autónomos e independientes!
–Oye, tranquilo, que sólo era una pregunta amable para iniciar una conversación civilizada –protestó Vicky–. Y no era tan descabellada, ¿eh? Porque, de hecho, casi siempre vais los tres juntos.
–Dijo que tenía algo que hacer y que nos adelantáramos nosotros –respondió Óscar, poniendo fin a aquella absurda discusión.
–¿Por qué os interesa tanto lo que Sam haga o deje de hacer? –preguntó Jorge, receloso.
–¡A mí no me interesa para nada! –saltó Sara inmediatamente.
–Aaaah, se acabó, me rindo –dijo Vicky exasperada–. No se puede razonar con vosotros, así que voy a hacer algo más productivo.
Y abrió su libreta en busca de su LISTA DE PREGUNTAS QUE TIENEN MÁS PROBABILIDAD DE CAER EN EL EXAMEN. Sara no se había traído su libro, así que miró a su alrededor en busca de alguien conocido; pero todos parecían centrados en repasar para el examen. La única persona que parecía pasar del tema era una chica de pelo corto, chupa de cuero y aspecto de dura que se entretenía lanzando penaltys en el campo de fútbol. Lo tenía para ella sola, porque hasta los Halcones, el equipo masculino, habían preferido dedicar el recreo a estudiar en lugar de pelotear.
–¡Alex! –la llamó Sara, y la chica de la chupa de cuero se volvió hacia ella. En menos de dos minutos, las dos estaban practicando regates en el campo.
–Algunas cosas nunca cambian –sonrió Vicky al mirarlas.
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