Lectura quincenal

Los juegos del hambre, de Suzanne Collins

CAPÍTULO UNO

Cuando me despierto, el otro lado de la cama está frío. Estiro los dedos, buscando el calor de Prim, pero no encuentro más que la basta funda del colchón. Seguro que ha tenido pesadillas y se ha metido en la cama de nuestra madre: claro que sí, porque es el día de la cosecha.

Me apoyo en un codo y me levanto un poco; en el dormitorio entra algo de luz, así que puedo verlas. Mi hermana, Prim, acurrucada a su lado, protegida por el cuerpo de mi madre, las dos con las mejillas pegadas. M madre parece más joven cuando dueme; agotada, aunque no tan machacada. La cara de Prim es tan fresca como una gota de agua, tan encantadora como la prímula que le da el nombre. Mi madre también fue muy guapa hace tiempo o eso me han dicho.

Sentado sobre las rodillas de Prim, para protegerlo, está el gato más feo del mundo: hocico aplastado, media oreja arrancada y ojos del color de un calabacín podrido. Prim le puso Buttercup porque, según ella, su pelaje amarillo embarrado tenía el mismo tono de aquella flor, el ranúculo. El gato me odia o, al menos, no confía en mí. aunque han pasado ya algunos años, creo que aún recuerda que intenté ahogarlo en un cubo cuando Prim lo trajo a casa; era un gatito escuálido, con la tripa hinchada por las lombrices y lleno de pulgas. Lo último que yo necesitaba era otra boca que alimentar, pero mi hermana me suplicó mucho, e incluso lloró para que le dejase quedárselo. Al final la cosa salió bien: mi madre le libró de los parásitos, y ahora es un cazador de ratones nato: a veces, hasta caza alguna rata. Como de vez en cuando le echo las entrañas de las presas, ha dejado de bufarme.


Para leer el capítulo completo, pinchad en este link: http://www.losjuegosdelhambre.com/extres/capitol.pdf

Para leer una crítica de este libro, pinchad aquí: http://javierruescas.blogspot.com/2009/06/de-distopias-va-la-cosa.html


2/08/09