La conversación que nunca se pudo conocer

marzo 13, 2009
El encuentro entre Pascal y Déscartes, de Jean-Claude Brisville


¿De qué va?

Los dos filósofos más importantes de su siglo se encuentran el 24 de septiembre de 1647 en el convento parisino de los Mínimos y hablan durante horas a puerta cerrada, intercambiando opiniones opuestas acerca de distintos temas.

¿Cómo se escribió?

De este encuentro, ninuno de los dos pensadores dejaron un texto al respecto, laguna que alentó al dramaturgo francés, Jean-Claude Brisville, autor de La cena, a imaginar cómo fue este encuentro entre Déscartes y Pascal.
Brisville ha imaginado libremente esta conversación entre dos hombres que se descubren progresivamente opuestos el uno al otro.

¿Quién la dirige?

El actor y director Josep María Flotats dirige e interpreta este combate lleno de ingenio, con un diálogo vivo, brillante y sensible.

¿Qué me pareció?

En esta versión del francés Jean Claude Brisville se expones la posible reunión que mantuvieron dos de los filósofos más importantes de su siglo. Este encuentro se llevó a cabo en un convento de París, y nos muestra dos caracteres distintos, dos formas de ser y entender la vida.
Déscartes habla desde la madurez, da preferencia a la razón y todo lo que se cuestiona tiene como resolución la razón. Su forma de filosofía es contraria a la del joven Pascal, quien parece más afectado por la idea de concienciar al ser humano sobre su forma de ver la vida, su entendimiento de la religión, el culto o el sentimiento de culpabilidad y, a su vez, el castigo para conseguir el perdón de Dios; todo esto parece preocuparle mucho más que el razonamiento.
En cuanto a la escenografía, no podía ser mas sobria, aunque en realidad pocos decorados hacen falta para adornar esta obra de poco más de una hora de duración.

La actuación de Joseph-María Flotats mereció la pena, ya que, en mi opinión, es uno de los mejores actores que tenemos en España, junto a otros cuantos que se pueden contar con los dedos. Aún así, aunque no fue tan destacable, la actuación de Albert Triola no estuvo mal, ya que, precisamente, al no tener tanta experiencia, consiguió el efecto de la inexperiencia (valga la redundancia) juvenil. A esto ayudaron sus continuos y repentinos cambios de humor (con lágrimas incluidas).

La conversación acerca de la religión estuvo muy conseguida, tanto en diálogo como en las expresiones (especialemten bien conseguidas por parte de Flotats).
En conjunto, esta obra, a pesar de que a uno no le atraiga especialmente la filosofía, esta es sin duda una obra que merece la pena ver para deleitarse con la interpretación de Flotats y escuchar los comentarios sarcásticos e incluso hirientes que se hacen ambos filósofos tras pasar la barrera del acatamiento (algo parecido a lo comentado en Un dios salvaje).

Fotografías



13/03/2009

2 comentarios:

  1. Espero que la próxima entrada este dedicada a Arte, ay... que ganas, jaja.

    Un beso.

    Gracias por pasarte!

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  2. ¡Hola!

    Ja, ja. Claro que habrá una de Arte Muahahaha

    Gracias por pasarte ^_^

    Patt

    ResponderEliminar

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